La paciencia. Definición
La etimología de la palabra paciencia tenemos que buscarla en el griego pathos. Se refiere al sufrimiento, por eso un enfermo es un paciente, pero el concepto se ha convertido en una virtud. La paciencia la tienen las personas equilibradas y maduras y está vinculada a la capacidad de esperar de manera sosegada y tranquila. En este artículo te explicamos en qué consiste la paciencia.
La paciencia. El arte de esperar
Esta virtud no solamente la encontramos en la sociedad occidental (el cristianismo dejó mucha huella a la hora de valorarla, porque identifica el sufrimiento y la resistencia como algo virtuoso). También en el mundo oriental, la filosofía budista, identifica la persona que ha asumido el equilibrio zen como alguien con paciencia infinita.
Saber esperar, sin angustiarse ni desesperarse, es una capacidad que puede aprenderse y que no debe confundirse en modo alguno con la apatía o el carácter acomodaticio.
La paciencia en los niños
Como te decía, la paciencia puede aprenderse. Y si se hace a edades tempranas, cuando el carácter es más moldeable, solo son ventajas. Los niños pacientes suelen ser más equilibrados, menos influenciables por circunstancias externas adversas y capaces de autocontrolarse en la impulsividad, la tensión nerviosa o en situaciones estresantes. Te preguntarás que puedes hacer para que tus hijos sean individuos pacientes. Existen muchas pautas, pero se basan en una única: predica con el ejemplo.
Padres pacientes: hijos pacientes
Es indispensable de que tu actitud en la vida sea de alguien paciente. Tu hijo te observará y te imitará. Tienes muchas ocasiones para enseñarle: tómate las cosas con cierta filosofía, conserva la calma en un atasco o evita discusiones inútiles. Y sobre todo, se paciente con él: es la mejor enseñanza.
Cómo aprender a ser paciente
¡Alerta con la cultura del yaísmo!
Nuestro mundo está lleno de ruido, que proviene del mundo digital. Tablet, Whatsapp, Like en las redes… todo nuestro entorno on line está encarado para buscar la respuesta rápida. La concentración es cada día más difícil (y más si añadimos el teletrabajo). La reflexión sosegada (propia de un carácter paciente) es cada día menos frecuente.
Sobre este extremo voy a hacerte una reflexión: no podrás huir del todo de esta forma de vida que nos viene impuesta, pero puedes marcarte los límites que no quieres sobrepasar. Acostúmbrate a esto. Para ello, habrás de entrenar tu paciencia. Voy a decirte cómo. Aquí tienes 5 tips que te van a ayudar mucho:
- Sé consciente de aquello que te hace perder la paciencia. Tal vez encuentras que esperas una reacción rápida en los otros. Tal vez quieres que tus colegas, familia o amigos respondan a tus mensajes de manera inmediata. ¿Eres así? Entonces desaprende eso. Cada uno de nosotros tiene su horario y no todo el mundo está pendiente de las mismas cosas que tú. Las respuestas ya llegarán.
O tal vez te gustaría que los coches circulasen a mayor velocidad, porque te molesta la lentitud en los otros. En cualquier caso, fíjate que aquello que te hace perder la paciencia no tiene su origen en los otros, sino en como tú te lo tomas. Haz una lista de todas aquellas cosas que te molestan y aprende a gestionarlas de otra manera. - No puedes tener el control de todo. Aunque creas que sí. Deja de lamentarte y acepta la realidad tal y como viene.
- Vive el momento presente de manera plena. Disfruta de aquello que te produce placer, bienestar o simplemente te tranquiliza. Desde leer un bueno libro hasta comer con los amigos. La vida es ahora. Saboréala.
- Ser impaciente produce ansiedad. Busca la manera de liberarte del estrés. El ejercicio físico es una buena solución, como lo es practicar la meditación de manera regular.
- No caigas en la trampa de la inmediatez. Te recuerdo que el yaísmo es tóxico. Todo tiene su momento, su tiempo. Aprende a ganarte, poco a poco, tu propio bienestar.
Beneficios de tener paciencia
- Mejorarás trabajando en equipo. Y ganarás estatus en tu puesto de trabajo.
- Serás menos proclive a tener vicios nocivos para la salud, como el tabaco o el alcohol. No tendrás ludopatías y gozarás de mejor salud.
- Experimentarás más sensaciones positivas y sacarás provecho de tus momentos personales: una verdadera garantía contra la depresión.
- Y una verdad de perogrullo: las personas pacientes saben darse cuenta a tiempo de cuándo empiezan a perder la paciencia y se autocontrolan. El autocontrol es la clave del bienestar interior.