A menudo escucharás que los refranes y las frases hechas no son nada más que el reflejo de una más que presumible realidad a la que nos agarramos, pero que no nos ayudará a crecer como personas. Se nos presentan como verdades incuestionables y duraderas, cuando tras ellas no existe ninguna certeza, ni próxima ni lejana. Es decir, convertimos en verdades hechos que no sabemos si lo son, pero son muchas las personas que tiran de refranes y parábolas para construir su relato vital. Algo parecido, aunque más grave, es lo que se conoce como pensamientos limitantes.
¿Qué son los pensamientos limitantes?
Para que lo entiendas rápido: se trata de creencias -y, por tanto, no de hechos empíricos- que damos por sentado que son lo más próxima a la verdad pura cuando, en realidad, no sirven para nada. Bueno, sí, sirven para limitar nuestro comportamiento y nuestra forma de ver la vida, hasta el punto que condicionan nuestro crecimiento personal…
Media docena de ejemplos de pensamientos limitantes:
Te ayudarán a entender el problema:
“Cada persona tiene su media naranja; sólo hay que buscarla y encontrarla”
“Sacrificarse por los otros siempre da sus frutos”
“Si muchas personas creen lo mismo, es que debe ser cierto”
“Si comes de manera saludable llegarás hasta la vejez”
“Es demasiado tarde para intentar cambiar las cosas”
“Me gustaría hacer más ejercicio, pero no tengo tiempo”
Como habrás visto, los primeros casos se basan en verdades infundadas -tienes más puntos de llegar a la vejez si llevas una vida saludable, pero nadie te garantiza que esta suposición se vaya a cumplir- y las últimas en la asunción de una incapacidad que, en realidad, lo que significa es que te has marcado un límite. Tú has asumido una serie de ilusiones que determinan que existen retos a las que no puedes aspirar. De aquí viene la palabra limitante, que no te deja crecer, lo que comporta que los pensamientos pesimistas superan a los optimistas, convirtiendo nuestro paso por la vida en algo de carácter insignificante.
¿Cómo combatir los pensamientos limitantes?
Para conseguirlo, en primer lugar debemos encontrar sus orígenes:
El entorno familiar durante la niñez
En los primeros años de nuestra vida es cuando empezamos a moldear nuestra personalidad. Todo lo que pasa nos influye en mayor o en menor medida y genera un poso, sobre todo, hasta los 7 años, aproximadamente. En este aspecto tiene también una gran importancia cómo nos ven a nosotros, lo que determina, a su vez, la percepción que tenemos de nosotros mismos. La verdad es que podemos evitar que el bagaje cultural y social de nuestros familiares durante nuestra infancia nos acabe influyendo.
Experiencias sociales
Cuando salimos de nuestro entorno familiar, descubrimos nuevos mundos: la escuela y los amigos de clase, los compañeros del equipo de fútbol o de la escuela de música, los vecinos del barrio o de nuestro edificio. Salimos de nuestro cascarón y estamos expuestos a nuevos prejuicios que seguramente no vimos en nuestra casa, y aparecen una serie de cuestiones sociales como el racismo, el machismo o el bullying, que puede que las padezcamos en primera persona o veamos como las sufren nuestras amistades.
Personalidad
Cada uno de nosotros experimenta sensaciones diferentes ante los estímulos y sensaciones que se nos presentan. Esta manera de ver e interpretar el mundo nos hace únicos y configura nuestra personalidad. Esta absorción de contenidos vitales incluye también las creencias limitantes y, no sólo eso, sino también nuestra capacidad de intentar cambiarlas o abandonarlas para seguir creciendo como personas. Fíjate cuando alguien te informa que se propone asumir el reto y comprueba si tu respuesta es optimista o pesimista.
Independientemente de cómo se originaron, pueden romperse con la identificación de las causas, cambios en tu rutina y con ajustes en la forma en la que ves el mundo y te ves a ti mismo(a). Mira lo que te ayudará a desprenderte de esos pensamientos.
¿Pero cómo superar los pensamientos limitantes?
1. Atrévete a salir de tu zona de confort
Levántate y escápate de la comodidad para adentrarte en territorio desconocido. Supera este miedo natural y márcate unos límites más ambiciosos. Para ello, no hace falta romper con todo tu pasado, puedes mantener espacios en los que te sientas seguro, no hay problema, lo que realmente importa es que puedas incorporar zonas nuevas y verlas como un reto a superar.
2. Identifíca las causas y huye de ellas
Analiza el porqué de tus creencias limitantes y te ayudará y mucho a conocerte a ti mismo. Una vez consigas saber los motivos que te llevaron a asumirlas como verdades intocables, corta por lo sano. Insistimos igual que en el punto anterior: no hace falta romper con todo, debes hacer borrón y cuenta nueva con aquello que, de manera inconsciente pero bien aferrado a tu cabeza, te limita sin razón alguna.
3. Trabaja tu mente y tu espíritu
Mira más que nunca hacia tu interior, intenta conocerte más, al mismo tiempo que eres más capaz de dominar tu mente y de cultivar tu espíritu. Cree más en ti, en tus habilidades, pero no te creas que alcanzar este cambio es fácil y rápido, aunque también es cierto que existe una fórmula mágica: lo importante es que hayas tomado la decisión de aplicarlo.
Para acabar, una serie de consejos que deben ayudarte en tu lucha contra los pensamientos limitantes:
- Medita y practica yoga. Sus beneficios a nivel físico, mental y espiritual son indiscutibles.
- Apuesta por el autoconocimiento. Terapias como la psicología te guiarán durante el camino.
- Practica más ejercicio. Una práctica fundamental para obtener una mejor salud física… y mental.
En conclusión, aprovecha tu energía vital para acabar con las creencias militantes y no cejes en tu empeño. Saca todo tu potencial y saca todo el jugo a la resiliencia.