En otras entradas ya hemos hablado de la importancia de la motivación a la hora de instaurar un hábito en nuestra forma de vida. De hecho, uno de los retos más comunes que nos planteamos cuando iniciamos un año nuevo está el de perder peso. En este post te explicaremos los 5 consejos básicos para encontrar la motivación para adelgazar, no sin antes analizar los motivos y la conveniencia que empujan, a muchos de nosotros a emprender una dieta para perder peso.
La trampa de la moda (o una motivación para adelgazar errónea)
¿Quién no ha oído hablar de la operación biquini? Cuando llega el buen tiempo, las campañas publicitarias, los requerimientos de la moda o los cánones de belleza imperantes (a veces, imposibles de conseguir) bombardean a la población para que pierda peso, como si eso fuera conveniente en todos los casos o como si fuera sinónimo de ser más feliz. Antes, el género femenino estaba en el punto de mira de las campañas estéticas, pero ya se ha extendido a los hombres, mediante consejos diferentes. Antes de continuar analizando nuestra motivación para adelgazar, pedimos a nuestro inteligente lector que haga un ejercicio de autoevaluación y piense si, en su caso, es necesario perder dieta por motivos de salud o solo responde a caprichos estéticos.
Mens sano in corpore sano
Esta cita latina sugiere que observar una dieta saludable y practicar moderadamente ejercicio físico, en función de nuestra edad y nuestro estado de salud, ya tendría que ser un hábito instaurado en todos nosotros, un aspecto que formara parte de nuestra vida.
Estar delgado no es sinónimo de ser bello
La mayoría de la población posee un IMC normal. En buena lógica, si no se sufre sobrepeso ni, por consiguiente, patologías asociadas a él, es del todo innecesario someterse a rigurosas dietas –a menudo poco saludables– para perder peso. Si en estas circunstancias se decide llevar a cabo una dieta, suele hacerlo la persona para la cuale la imagen de su cuerpo incide directamente en su autoestima como individuo, más que por razones de salud. Tal como hemos comentado, los continuos mensajes sociales y publicitarios se encargan de fijar en nuestro subconsciente colectivo una relación directa entre la delgadez y belleza. A cada cual de nosotros corresponderá autoevaluarse y decidir si quiere y debe seguir una dieta para bajar de peso. En ello radicará la verdadera motivación para adelgazar.

Los 5 consejos para encontrar la motivación para adelgazar
Vamos a presentarte 5 recomendaciones imprescindibles para mantener la motivación una vez que hayas decidido emprender una dieta para bajar de peso.
1. Debes hacerte a ti mismo la siguiente pregunta: ¿realmente necesito perder peso y si es así, cuánto?
Para responder a estas cuestiones, debemos conocer con exactitud nuestras medidas antropométricas, que son esenciales, pero también el estado de nuestra salud, que aún lo es más en cuanto afecta directamente a nuestra salud. Ya sabemos que la mayoría de la población está dentro de los parámetros que marcan el IMC, con lo cual tal vez no necesite perder peso, en términos médicos, sino estéticos. Aun así, y aunque seamos conscientes que queremos perder peso por motivos estéticos y no de salud, debemos empezar la dieta teniendo muy claro cuántos quilos deseamos perder, para que, cuando alcancemos nuestro propósito deseado, volvamos a una ingesta normal de calorías. No olvidemos que el continuo bombardeo de los mass media nos vende el mensaje que cuanto más delgado mejor. Esto, además de ser falso, es peligroso. Por tanto, en nuestras manos está poner el límite: es una buena motivación para adelgazar, ya que somos nosotros los que controlamos lo que perdemos.
2. ¿Cuál es la razón por la que queremos adelgazar?
¿No impele un motivo realista o tal vez pensemos que, si adelgazamos, vamos a ser más felices, vamos a ser más aceptados por nuestro entorno y vamos a convertirnos en unos triunfadores? Ojo. No funciona así. No caigamos en la trampa. Tal vez pensemos que más delgados estaremos más seguros de nosotros mismos, o no tendremos ansiedad ni nos sentiremos tristes… por eso, te aconsejamos que, antes de empezar, visites un psicólogo que te aclarará conceptos.
3. ¿Hasta qué punto soy libre en la decisión de ponerme a dieta?
En la cultura imperante, y de la que no somos en absoluto ajenos, debemos ser conscientes que la industria ligada al adelgazamiento (y que mueve una cantidad ingente de dinero) se basa en convencernos continuamente de nuestra baja autoestima para continuar funcionando. Imaginemos un mundo en que las personas estuvieran a gusto dentro de su cuerpo y de su autoimagen, y se alimentaran de forma sana y suficiente. En estas condiciones, todo el sistema empresarial ligado a la pérdida de peso por razones estéticas o psicológicas se iría al garete. Hagámonos esta reflexión para evitar ser víctimas y, por el contrario, hacernos dueños de nuestro cuerpo, nuestra autoimagen y nuestra autoestima. Hay estudios que demuestran que nuestro autoconcepto como persona se basa en el 25% en nuestra imagen física. Adelgazar no debe ser una tirita para nuestras inseguridades psicológicas. De ahí la importancia de un buen terapeuta que nos ayude y que, si es el caso, nos proporcione la motivación para adelgazar, alejada de las trampas sociales.

4. ¿Mis objetivos son realistas?
Si los objetivos que nos imponemos son drásticos, fracasaremos. Debemos tener la seguridad de que la dieta pueda cumplirse de manera escalonada y paulatinamente. Las dietas relámpago tampoco existen porque el efecto rebote es descorazonador. Tómate pues, un tiempo razonable. Los terapeutas recomiendan apuntar los objetivos en un papel, y establecer un calendario de ingestas y uns pérdida paulatina de peso deseable. A medida que veamos que vamos cumpliendo nuestros objetivos, nuestra motivación para adelgazar se irá afianzando. Y no olvides incorporar una tabla de ejercicios para mantenerte en forma: las endorfinas que segregarás te ayudarán a ser constante.

5. Quiérete mucho
Quien debe decidir sobre tu cuerpo eres tú, más allá de lo que recomienden los mass media o los juicios de otras personas acerca de tu físico. Analiza si los mensajes que te llegan buscan beneficios para tu salud. No creas en las dietas milagrosas ni en los curanderos. Una comida saludable y un poco de esfuerzo continuado son tus mejores aliados. Rodéate de personas que te aprecien y piensen en tu bien. Relativiza los defectos físicos que todos tenemos. No te compares con nadie.

Y, sobre todo, quiérete, mímate, respétate: tu cuerpo eres tú.