La autoestima es un valor difícil de superar porque es un ingrediente imprescindible para la consecución de la meta más importante de nuestras vidas: la felicidad. Cualquier bronca en el trabajo, cualquier desengaño amoroso, cualquier sentimiento de inferioridad, cualquier sensación de vació en nuestro interior… pueden ser elementos suficientes para que nos sintamos desplazados y desubicados en nuestro entorno social y familiar. Y muchas veces, a raíz de estas situaciones, nos sentiros inferiores a los demás. La solución a este problema pasa por saber cómo quererse a uno mismo.
¿Cómo quererse a uno mismo?
Dejando atrás todo aquello que perjudica nuestro estado de ánimo -y no nos referimos a la prepotencia ni al narcisismo, ni tampoco ser un ególatra y pensar que el mundo gira inequívocamente a nuestro alrededor-. Hablamos de la salud y de la necesidad imperiosa de sentirse a gusto consigo mismo para poder disfrutar de una vida regida por la estabilidad de nuestras emociones.
Para conseguirlo –que no es fácil, y este es un aspecto que debemos asumir desde el primer momento–, lo primero que tenemos que tener en cuenta es que debemos sacar nuestra mejor versión, descubriendo y externalizando nuestros talentos y fortalezas, al mismo tiempo que alejamos y minimizamos nuestras debilidades y nuestros temores.
Todo el mundo tiene su lado afectivo, solidario, espiritual… aunque a veces y aunque parezca imposible, pueda que no lo conozcamos. El compromiso para lograr querernos a nosotros mismos debe ser máximo y forjado desde la honestidad, conscientes de nuestro objetivo.
Son muchas las personas que todavía no conocen el valor y la importancia que tiene amarse a uno mismo. No hablamos de la prepotencia ni de creerse el centro del mundo, hablamos de la salud y la necesidad de sentirse a gusto para poder vivir y disfrutar de la estabilidad emocional.

Claves para quererse a uno mismo
Para alcanzar la meta, lo primero que hay que hacer es estar bien atento a las necesidades de nuestras vidas, aprender a aceptarnos, respetarnos y amarnos por ser quienes somos. Pero, ¿cómo lo conseguiremos? ¿Cómo quererse a uno mismo? A continuación, os facilitamos las claves:
- Sólo se vive una vez. No es únicamente el título de una película, sino una concepción de la vida, por lo que, ante la duda, hay que arriesgarse a vivir experiencias que nunca más pasarán por delante de nuestra puerta y tomar decisiones con la máxima celeridad. Decide tu vida y no esperes que la vida decida por ti. De lo contrario, vivirás una existencia que no deseabas y dicha circunstancia te generará un entorno de infelicidad.

- Pinta los colores de tu vida en positivo. Hay que dejar atrás las quejas, no sirven de nada y nos ponen de mal humor. No es fácil, pero cuando tenemos la desgracia de sufrir alguna injusticia o estamos en desacuerdo con personas o hechos que nos han acaecido, debemos pasar página cuando antes mejor. Disfrutemos más de lo bueno e intentemos aparcar esos malos momentos.

- Saca todo el provecho de tus talentos y potencialidades. En nuestro interior tenemos una serie de capacidades, que a veces conocemos y otras no, y a las que, probablemente, no hemos exprimido y extraído todo su jugo. Este capital, único e irrepetible, es lo que nos hace distintos a todos, y contribuye a forjar nuestra personalidad.

- Saber de lo que somos capaces (identificar nuestros límites). Creer en nosotros mismos es condición imprescindible en el proceso de aprendizaje para querernos, pero no lo tenemos que confundir con que seamos capaces de cualquier cosa. Las capacidades son diferentes en cada uno de nosotros, y eso lo vemos en el día a día. Lo importante y lo que debemos descubrir son nuestros límites, hasta dónde podemos llegar y no embarcarnos en aventuras y proyectos que no seremos capaces de llegar a puerto. Entonces aparecen el fracaso y la frustración, que se podrían haber evitado si hubiéramos sido capaces de detectar hasta dónde podemos dar de nosotros mismos.

- Hazte fuerte en el presente para construir un buen futuro. El optimismo es una de las mejores virtudes que existen. Si no eres optimista, lucha por convertirte en uno de sus fieles seguidores. La actitud ante la vida, tanto en los buenos momentos, pero, sobre todo, ante las adversidades, es clave para caminar hacia adelante. El optimismo puede ser innato o puedes aprenderlo. Si consigues vivir el presente con una sonrisa, te será más fácil encarar el futuro y saber qué debes hacer para seguir viviendo con una mentalidad positivista. La vista siempre al frente, nunca observando el suelo.

- Eres cómo eres y así debes mostrarte. Somos lo que somos, para lo bueno y para lo malo, con nuestras cualidades y nuestros defectos. Debemos asumir nuestros puntos débiles y mostrarlos, no esconderlos. Dar una apariencia que no es la nuestra, enseñar lo que no somos a los demás no es más que mentir, y mintiendo no nos convertiremos en más fuertes, sino todo lo contrario. Nadie es perfecto, pero si nos mostramos tal como somos, nuestras imperfecciones dejaran de dolernos y nuestro yo se sentirá reforzado por haber afrontado y superado este reto.

- Sólo si eres capaz de quererte a ti mismo podrás ser capaz de amar a los demás. La capacidad de amar está en todos nosotros. De hecho, se hace difícil encontrar a alguien que nunca se haya enamorado, aunque sea platónicamente. Es cierto, sin embargo, que muchas veces, tal vez demasiadas, a aquella persona que deseábamos no nos hemos atrevido a expresarle nuestros sentimientos y nos hemos quedado con las ganas de saber qué habría sucedido: ¿Nos habría aceptado o nos habría rechazado? Las personas que consiguen quererse a sí mismas tienen las mismas dudas que las otras, pero, en cambio, se atreven a intentarlo, no esconden lo que sienten. Desde la sinceridad es mucho más factible entablar relaciones saludables.

- Sin miedo y sin complejos. Casi nadie es valiente por vocación, y los que nos lo parecen, seguramente tienen un punto de temeridad. Pero también lo hacen para superar complejos, porque el miedo paraliza todo nuestro mundo. Nuestras reacciones ante los problemas no siempre son las que desearíamos y tenemos tendencia a quedar atenazados y no afrontar de frente las situaciones no deseadas. Toma aire con fuerza, cárgate de seguridad y sal a la calle a comerte el mundo.

- Sin ataduras, sin convencionalismos. La sociedad en la que vivimos nos marca unas normas y una moda. Si eso es lo que conviene, lo aceptamos y punto y final, pero si nuestra auténtica manera de ser no comulga con los cánones sociales, hay que despojarse de nuestras máscaras y repudiar convencionalismos y ataduras. Mostrémonos tal y como somos porque nuestro objetivo no es ser del agrado de los demás, sino vivir conforme a nuestros principios y valores.

Ahora ya sabes en qué consiste cómo quererse a uno mismo. Ya ves que se trata de un tema de meta, de voluntad, de actitud. Eres perfectamente capaz de llevarlo a cabo. Por lo tanto, deja a un lado las excusas y empieza ahora: ¡Quiérete a ti mismo!