Solemos reflexionar a menudo sobre el sentido de la vida, sobre todo cuando ésta nos juega una mala pasada. Las tres preguntas mágicas: ¿Quiénes somos? ¿De dónde venimos? ¿A dónde vamos? Respuestas muy complejas, que nos demuestran lo diminutos que somos en nuestro universo. Pensar en el porqué de la vida suele coincidir en momentos de crisis, de peligro, de incertidumbre… ¿pero os imagináis toda esta mezcla posible de golpe, sobrevivir en el alambre, no vislumbrar esperanzas y, aún así, creer en el futuro? Este “pensar en vivir para sobrevivir” es el potente mensaje que nos transmite Frankl en El hombre en busca de sentido.
El hombre en busca de sentido: más allá de una biografía
El libro es un relato autobiográfico de la traumática experiencia del psiquiatra Viktor Frankl en los campos de concentración nazis por su condición de judío. Con un estilo frío y concienzudo al mismo tiempo, Frankl, intentando transmitir el máximo de información desde un punto de vista descriptivo, evita transmitir al máximo sus emociones. Su estilo es buscadamente descarnado, huyendo de los sentimentalismos. A Frankl no le hace falta. Lo que narra en El hombre en busca de sentido es la lucha diaria contra la muerte, contra el miedo, contra las vejaciones, contra los maltratos, contra el dolor físico y emocional, contra todas y cada una de las terribles circunstancias que habían de afrontar, hora tras hora, los prisioneros de los campos de exterminio nazis. Sin necesidad de grandes giros estilísticos cada anécdota es una punzada a la emotividad del lector, que sigue con la lectura casi incrédulo, con el corazón en un puño.
La vida sin sentido o el sentido de la vida
Más allá de la inevitable narración apocalípica, lo que pretende el autor en El hombre en busca de sentido es mostrarnos que siempre podemos encontrar un objetivo (sentido) a nuestra existencia, independientemente de las circunstancias en las que nos hallemos. Muchas veces, ante la irreparable pérdida de un ser querido, es fácil ser poseídos por un sentimiento de frustración e impotencia, de que la vida no tiene sentido. Con su narración, el neuropsiquiatra Viktor Frankl nos demuestra que, incluso en los peores momentos de su existencia en un campo de concentración nazi, es posible encontrar un motivo para seguir viviendo.
El hombre en busca de sentido o nuestra responsabilidad vital
Para Frankl, la clave es tener un propósito, que consiste en asumir una responsabilidad para con nosotros mismos y para con las personas que nos rodean. En diferentes momentos de nuestra existencia debemos definir nuestro propósito vital y luchar con tenacidad para alcanzarlo, por lo que se puede deducir que este sentido de la vida es diferente en cada persona. De la lectura del libro, sabemos que a Frankl le funcionó: consiguió salir vivo de un círculo mortal, supo explicar su terrible experiencia y la de sus compañeros. Consiguió salir con vida, explicar su experiencia y vivir todavía muchos años.
Las bases de la logoterapia
En esta historia autobiográfica, este neuropsiquiatra sentó las bases de la logoterapia, lo que significaría la facultad de sanar a través del sentido. En suma, se trata de cuidar y guiar a las personas para que descubran cuál es el sentido en cada momento de su vida. Dicha disciplina se aplica en múltiples escenarios de la vida humana, entre los que destacan la del servicio social o la educación. La historia de la lucha de Frankl por la supervivencia, por marcarse un objetivo y sobrevivir a la cercanía de la muerte y de la destrucción, moral y física, que le rodeaban, demuestra que cuando creemos que todo ha acabado, cuando no hay salida, siempre debemos agarrarnos a un ápice de esperanza si queremos tener alguna posibilidad de eludir lo ineludible.
¿Sabías que…?
- El éxito de El hombre en busca de sentido (primera edición en 1946) fue brutal, hasta el punto de que sólo en Estatdos Unidos, se alcanzó la cifra de nueve millones de ejemplares y ha sido traducido a más de 20 idiomas. Llegó a considerarse una historia ejemplarizante y paradójica, y también como uno de los diez libros más influyentes de todo Estados Unidos, según la Libreria del Congreso, en Washington.
- Viktor Frankl llegó a estar en cuatro distintos campos de concentración nazis -incluyendo el de Auschwitz- , desde 1942 a 1945. Sus padres y su esposa, así como su hermano, cuñada, muchos amigos y colegas de profesión, que también estuvieron internados, no consiguieron salir de allí con vida.